jueves, 7 de febrero de 2008

Elfriede Jelinek - 3 Libros


Autora teatral, novelista y ensayista austriaca nacida en Muerzzuschlag. De padre judío checo y madre de la clase acomodada vienesa, perteneció al partido comunista austriaco de 1974 a 1991, y gran parte de su trabajo se puede inscribir en la sofisticada tradición lingüista de la crítica social. Desde muy temprana edad aprendió música y estudió composición en el Conservatorio de Música de Viena. Tras diplomarse en 1964, realizó cursos de teatro e historia del arte, mientras continuaba con sus estudios musicales. Aclamada y controvertida, las obras de Jelinek se mueven entre la prosa y la poesía, e incluyen descripciones que van desde escenas teatrales a secuencias fílmicas. Décima mujer galardonada con el premio Nobel y primera de nacionalidad austriaca, se hizo popular por su novela Las amantes (1975) que conquistó al público de lengua alemana. Otras obras suyas sobresalientes son las novelas, Somos reclamos, baby (1970), Los excluidos (1980), La profesora de piano (1983), que plasmó en el cine el director Michael Haneke en 2001, Deseo (1989) y Una novela de entretenimiento (2000); el libro de poemas, Las sombras de Lisa (1967), las obras teatrales, Lo que ocurrió después de que Nora abandonara a su marido o pilares de las sociedades (1979), Nubes. Hogar (1988), Una pieza deportiva (1998), La Central (2003) y el ensayo Los hijos de los muertos (1995). Como sus compatriotas Elías Canetti y Thomas Bernhard ha repudiado a su país, al que reprocha seguir anclado en su pasado nazi. Considerada como una de las autoras contemporáneas de habla alemana más importantes, crea en sus novelas la imposibilidad de las mujeres de lograr una vida completa en un mundo donde son pintadas en base a imágenes estereotipadas. Ha traducido al alemán a autores estadounidenses, Thomas Pynchon entre ellos, y actualmente reside entre Viena y Munich.

Desde su primera obra, la controvertida literata y dramaturga, nacida en Mürzzuschlag, Austria, en 1946, se ha convertido en una francotiradora que no ahorra andanadas verbales ni en sus libros ni en su declaraciones para denunciar la injusticia, la opresión o el sometimiento sexual de la mujer ante el hombre.

En 'Las amantes', editada originalmente en alemán en 1975 y entregada ahora a las imprentas de El Aleph Editores, en castellano, y Editions 62, en catalán, se lee: "Si alguien tiene un destino, entonces es un hombre. Si a alguien se le impone un destino, entonces es una mujer".

Jelinek afirma que esta narración "aún sigue vigente porque las estructuras sociales sólo han cambiado en los detalles. Las mujeres jóvenes cuentan aún hoy con menos posibilidades que los hombres, sobre todo en las áreas rurales".

Sin Austria

La escritora adelanta que el discurso que enviará a la ceremonia de entrega del premio en la Academia Sueca trata de la "marginación, en su mayoría forzada, de quien escribe. El escritor es alguien que acompaña a la sociedad y la observa desde la distancia. La marginación es su lugar".

En esa lectura no se mencionará la palabra Austria: "No quiero tener nada que ver con el Gobierno actual, ni con ningún otro".

De origen "semijudío" por línea paterna, atribuye al "pueblo de la palabra, los judíos", una de las influencias culturales más importantes en su formación, a pesar de haber recibido una educación religiosa estrictamente católica por parte de su madre y por el colegio de monjas donde estudió.

"La palabra, en mi educación, siempre tuvo una gran importancia. Especialmente en la familia de mi padre. Ya de niña alababan allí mi capacidad para dar respuestas rápidas, certeras y mi especial sentido humor. Eso, naturalmente, me motivaba", recuerda.

Así se le reveló en su infancia el poder invisible del lenguaje como una herramienta formidable para derribar rivales poderosos.

"Me transmitió la conciencia de que como niña, débil e impotente, tenía también poder gracias a las palabras. Comparable a un David que vence a un Goliat con una honda", comenta.

Añade que, en la difícil relación con su país, pesa "el pasado criminal de Austria" y las víctimas en su familia. "Crecí con ello", confiesa.

La crítica que despliega no es la de una optimista que pretende cambiar un orden de cosas, sino la de una pesimista vital.

Misántropa y pesimista

"Por desgracia, tengo que admitirlo. No hay nada que hacerle, soy misántropa y pesimista. Y un Premio Nobel no lo va a cambiar. No veo que nada mejore", declara de forma tajante.

Esa pulsión negativa alimenta su obra y la dota de una tensión narrativa que, según algunos críticos, tiene su motor en el odio. "En lugar de odio", matiza Jelinek, "yo diría ira. Ira por los condicionantes sociales que evidentemente son inalterables, o a así me lo parecen".

La hemorragia fatalista de sus obras se transmite con una musicalidad que hace de su escritura digna de leerse en voz alta y muchos la emparentan con otro gran crítico de la sociedad austriaca como fue el fallecido Thomas Bernhard.

"También Thomas Bernhard escribía de una forma muy 'musical'. Pero él se centraba más en el ritmo de las frases, mientras que yo uso el sonido y la tonalidad de cada palabra como material musical, con el que luego juego, mediante asonancias, aliteraciones, variantes...", explica.

Música

"Forcejeo con las palabras hasta sacarles un nuevo sentido y desvelar al mismo tiempo el carácter ideológico que transportan, su falsa conciencia", añade.

Su temprana formación en el conservatorio y su educación musical tienen un gran influjo en su obra, como se demuestra en 'La pianista', donde hay elementos autobiográficos.

"Mi compositor favorito es Schubert, por su inseguridad y su profundidad emocional, por su capacidad para no ilustrar el lenguaje con la música, sino para elaborar con ella un todo. Especialmente su colaboración con el poeta Wilhelm Müller en su gran ciclo 'La bella molinera' y 'El viaje de invierno'".

Cree que el Nobel le dará mayor "libertad para hacer y escribir" lo que quiere, pero espera también que "vuelva pronto la tranquilidad" perdida: "Ahora mucha gente quiere algo de mí".

No desea que el galardón dé a sus opiniones mayor relevancia de la que tenían antes: "Hay que andarse con mucho cuidado. De ninguna manera me gustaría tener más autoridad que la de cualquier otro ciudadano que expresa su opinión".

Libros:

- La Pianista
- Deseo
- Los Excluidos

La Mama de Karina




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