jueves, 31 de julio de 2008

Antonio Gramsci - Varios Libros

Pensador y político italiano y uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano. Gramsci nació en Cerdeña en el seno de una familia muy humilde. Inició sus estudios superiores en la Universidad de Turín en 1911, pero la abandonó en 1914 debido a un problema crónico de salud. Comenzó a trabajar como periodista en Avanti! (¡Adelante!), un periódico del partido socialista, en 1916, y poco después fundó otro diario, en colaboración con Palmiro Togliatti y otros compañeros, llamado Ordine Nuovo (Orden Nuevo) en 1919. Tomó parte en el movimiento de Consejos de Fábricas que intentó sin éxito desafiar a Fiat y otras compañías de Turín y sus alrededores durante 1920. Fue uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano (PCI), formado en enero de 1921 en el Congreso de Livorno, y trabajó para la Komintern (la III Internacional comunista) en Moscú y Viena, pero regresó a Italia en 1924 para unirse a la oposición parlamentaria enfrentada a la dictadura de Benito Mussolini. Fue arrestado en 1926 y encarcelado en 1928. Falleció el 27 de abril de 1937 en el hospital de una prisión de Roma. La influencia del pensamiento de Gramsci ha continuado gracias a obras como Cuadernos de la prisión, publicada por primera vez entre 1948 y 1951. Su análisis de las dificultades que se plantean en las sociedades avanzadas y cambiantes, en las que la clase gobernante ejerce no sólo el poder militar y político sino también la hegemonía intelectual y cultural, atrajo la atención de Jean Paul Sartre, Louis Althusser y otros pensadores marxistas, algunos de los cuales criticaron su actitud revolucionaria.

Libros:

- El estado y el socialismo.
- La crisis de la pequeña burguesia.
- La cultura y el papel de los intelectuales.
- Necesidad de una preparacion ideologica de la masa.
- Hegemonia y poder en la teoria marxista.

Antonito

Antonin Artaud - Varios Libros


Antonin Artaud (1896/1948), poeta, dramaturgo y actor francés, nació el 4 de setiembre de 1896. Desde pequeño padeció trastornos nerviosos a raíz de la meningitis y, conjeturalmente, de la neurosífilis heredada.

La muerte de su hermana (1905) y una grave depresión (1914) lo impregnaron de un misticismo que lo hizo pensar en el sacerdocio. Recuperado, estudió en Marsella.

Ya en París (1920), se hizo actor teatral. Trictac del ciel (1924) reúne sus primeros poemas. Se vincula a André Breton y se transforma en el adalid del surrealismo, ese ámbito donde los extremos conviven en una armonía disonante.

Es cofundador del Teatro Alfred Jarry (1927), donde produjo varias obras, entre ellas, The Cenci (1935) de la que es autor, una muestra de su “teatro de la crueldad”, nombre con el que definió su propuesta que minimiza la palabra en favor del gesto.

Sin el escenario habitual, el espectador se enfrenta a su ser íntimo, despojado del artificio cultural y social que lo oculta. Perturbado y conmocionado por la vilencia escénica, el espectador advierte el “hundimiento central del alma”, y mediante la “crueldad”, comprende el “espíritu de anarquía profunda, base de toda la poesía”.

Viaja a México (1936) y convive con los indígenas tarahumara, cuya cultura considera superior a la del hombre blanco. Luego publicaría Los tarahumara (1937)

Es deportado de Irlanda (1937) por “sobrepasar los límites de la marginalidad”. Reside nueve años en diversos institutos de salud mental y los tratamientos por electrochoque acaban por abatirlo. Publica Van Gogh, el suicidado de la sociedad (1947), premiado en 1948. Ese año produce en radio Para acabar con el juicio de Dios y es censurado.

Su frágil salud le impidió llevar sus teorías a la práctica. Su libro El teatro y su doble (1938) y el Manifiesto del teatro de la crueldad (1932), describe fórmulas teatrales que identifican el movimiento de teatro en grupo, el teatro de la crueldad, teatro del absurdo, el teatro ritual y de entorno.

Obra: El ombligo de los limbos (1925), El pesanervios (1925), Le Moine (1931), Heliogábalo (1934) y Lettres de Rodez (1946). Como actor, trabajó en 22 películas entre las que se destacan Napoleón (Abel Gance) y La pasión de Juana de Arco (Carl Theodor Dreyer).

El privilegio de la emoción sobre la razón y del gesto sobre la palabra queda expresado en su emblemática frase: “No ha quedado demostrado, ni mucho menos, que el lenguaje de las palabras sea el mejor posible. La locura, la manía religiosa y la genialidad se entremezclan ambiguamente en Artaud. Falleció en un asilo el 4 de marzo de 1948.


Libros:

- Artaud el Momo.
- El ombligo de los limbos.
- Heliogabalo o el anarquista coronado.
- Noche.
- Para terminar con el juicio de Dios.
- Van Gogh, el suicidado por la sociedad.
- La actividad de la oficina de investigaciones surrealistas.

Antonin

Abelardo Castillo - Varios Libros


Entrevista hecha por Maria Esther Gilio.

Nacido en San Pedro (República Argentina) en 1935, es autor de varios libros de cuentos (Las otras puertas, Cuentos crueles, El cruce del Aqueronte, El otro judas, Las maquinaciones de la noche) y novelas (El que tiene sed y Crónica de un iniciado).

-Frente a las discusiones -muy vivas en los últimos años- sobre qué es la literatura me pregunto qué vigencia tiene hoy la respuesta que diera Sartre hace medio siglo.

-Nosotros los escritores, ya en los años sesenta, habíamos visto que en la literatura de ficción no cabía el compromiso. La exigencia del compromiso era para el hombre que creaba esa literatura, pero la literatura en sí misma no debía someterse a ningún compromiso. Cortázar fue un hombre profundamente comprometido, y su mejor obra es totalmente ajena a todo compromiso.

-Onetti consideraba que la mejor obra de Sartre era La náusea. "¿Qué compromiso hay en La náusea?", decía.

-Creo que con Sartre se produjo una gran confusión a partir del momento en que dijo: "Frente a un chico que se muere de hambre, La náusea no tiene peso". A partir de ahí vino la adhesión de la mayoría de los intelectuales al compromiso expresado en la propia obra. En verdad no se trataba de que la literatura, las matemáticas y la música no tuvieran peso, sino que su obra, enfrentada a un niño muerto de hambre, no la tenía. Y detrás de esa afirmación lo que había era una posición ética sobre su propia responsabilidad como escritor y no sobre la literatura en general. Creo que en Qué es la literatura muchos capítulos deberían volver a leerse. Roland Barthes, poco antes de morir, dijo que en los próximos años Sartre volvería a ser leído con interés.

-Y Barthes era uno de sus discípulos rebeldes.

-Muchos capítulos -acerca del lenguaje, por ejemplo, y acerca de la ficción- siguen siendo válidos.

-Leopoldo Marechal, refiriéndose a su obra, ha dicho "es un narrador sin dejar de ser poeta". Y usted mismo completa esta idea cuando dice: "Escribir ficciones es ante todo un acto poético".

-Aristóteles decía, y Marechal lo repetía con frecuencia, que todos los géneros de la literatura son en realidad géneros de la poesía. Y examinando la obra de los grandes escritores que no escriben en verso encontramos zonas que pertenecen a la poesía.

-¿Qué es la poesía para usted?

-No es un género, no es escribir versos, es una actitud frente al mundo. Cuando uno lee novelas como El gran Meaulnes, de Alain Fournier, está ante un objeto poético. El Adanbuenosayres, de Marechal, está atravesado en todo sentido por la poesía. Los cuadernos azules, de Adán, son la obra de un poeta que escribe en prosa.

-Pensemos un poco en Jorge Luis Borges.

-Yo no creo que Borges sea un gran poeta cuando escribe en verso, gran poeta en el sentido en que lo son Vallejo o Neruda. Siempre hay en su poesía algo de prosista, de hombre que sabe escribir verso, pero que no es poeta. Sin embargo, hay zonas de su prosa que son hondamente poéticas.

-¿Cuándo podemos decir "he aquí un poeta"?

-Yo diría que el poeta lo es por su manera de situarse ante el mundo.

-Quiere decir que el poeta ve...

-El ojo que no está. Picasso pintaba los dos ojos aun cuando la figura estuviera de perfil. Ese ojo no está en la cara que se ve, pero existe. Un poeta, y un escritor en serio, es el que ve todos los ojos. Aquellos que, aunque no se ven, están. En la realidad o en los sueños. Hace poco me hizo reír una frase de Borges: "¿por qué tengo que creer que un subsecretario es más real que un sueño?".

-Hace muchos años yo lo entrevisté y usted me regaló su libro de cuentos El cruce del Aqueronte. Cuando empecé a leerlo me enfrenté a cantidad de pequeñas correcciones. Algunas ínfimas. Pequeñas tachaduras que hacían desaparecer palabras y terminaciones en mente. Flechitas muy prolijas que conducían de palabras tachadas a sinónimos.

-Es casi como verlo a uno en ropa interior.

-Tratándose de un escritor es más divertido que eso. Luego, mucho tiempo más tarde, usted dijo en una entrevista: "Al modelo ideal no se llega nunca". Entonces imaginé el encarnizamiento de un escritor que persigue el cuento que imaginó. Aun después de publicado, criticado, leído. Y también pensé en esos escritores que dicen:"después que termino el cuento, o la novela, ya no me pertenece".

-Sí, es verdad. Yo nunca siento que lo hecho está terminado. Y no creo que la corrección pertenezca a la retórica. A lo que trivialmente llamamos literatura. Paul Valéry tocó este tema de la corrección. El decía que se trataba de algo que uno hacía en uno mismo, llevado por la pasión de acercarse a un modelo ideal al que nunca se llegará. Esto pertenece menos a la literatura que a una zona metafísico-poética. "Es un acto ético, más que estético", decía Valéry. En definitiva se trata de aproximar ese original todavía indeciso, que está entre el ser y el no ser, al modelo ideal que uno tiene en la cabeza mucho antes de sentarse a escribir.

-Si eso es así, ¿cómo se decide el escritor a entregar su trabajo al editor? ¿Cuándo?

Abelardo Castillo cierra los ojos como si una montaña de pesadumbre se hubiera abatido sobre su cabeza.

-Sólo por cansancio, hay un momento en que no se puede más -dice, transformando su pesar en carcajada-. Ay, ay, finalmente llega un día en que se pone todo en una carpeta y se lleva al editor.

-Lo cual no quiere decir que todo acabó.

-No, claro que no. Se trata de algo que sólo acaba con la muerte, perdón por lo teatral de la frase. Borges tiene una corrección que es ilustrativa. En la primera versión de un poema decía: "Y fue por este río con trazas de quiyango que vinieron las naos a fundarme la patria". Y luego de hecha la corrección: "Y fue por este río de sueñera y de barro que vinieron las proas a fundarme la patria".

-Esta versión es más fuerte.

-No sólo más fuerte. Quiyango es una especie de poncho indio, bastante alejado de nosotros.

-Cambia algo metafórico por algo muy real: "sueñera y barro".

-Además "naos" es una palabra griega muy retórica, que a nosotros nos hace pensar en La Ilíada.

-Proas es mucho más corpórea.

-Uno puede ver a las naves que, cortando el agua, se dirigen hacia la tierra donde se levantará la ciudad. Cambios así no se hacen sólo para embellecer el texto, sino para darle el sentido que uno quiere que tenga.

-Faulkner decía que si un día llegaba a alcanzar esa perfección, ese ideal al que cada vez que escribía aspiraba, sólo restaba cortarse la garganta.

-Por eso mejor no alcanzarlo nunca. Recuerdo a Bioy, que hablando del deseo de bellas mujeres, decía: "lo terrible es que esos deseos ¡ay! a la larga se cumplen".

-Usted, que ha escrito cuento y novela, dice: "con el cuento se tocan ciertos límites de la palabra". ¿Por qué con el cuento, y no con la novela o la poesía?

-Con la poesía también se tocan esos límites, no con la novela. La novela da espacio para contar hechos, contar lo que sienten los personajes, dar una visión del mundo. Thomas Mann, Dostoievski son ejemplos. En el cuento nada de eso importa: hay que encontrar la palabra justa en el momento justo.

-Cuando un escritor se dispone a escribir, ¿cómo decide la forma que deberá tomar esa historia que tiene en la imaginación? ¿Cómo decide si debe hacer un cuento o una novela?

-Para mí, y creo que para cualquiera que se disponga a escribir, es imposible pensar en un cuento si no se tiene el final. Ningún cuentista cuenta algo sin saber adónde va.

-Es como si dijéramos: el futuro determina el presente. Es decir, ese final que ya conocemos irá decidiendo los pasos a dar.

-Claro. Es así que ocurre, exactamente así, mientras que en la novela pasa lo contrario. Hay algo que va a suceder, que no está muy claro. La situación es vaga, brumosa. El camino se irá haciendo al caminar. En el cuento hay algo que ya sucedió y toda dispersión conspira contra su belleza. En el cuento el final es esencial y el cuentista no puede dispersarse en cosas que no hacen a la anécdota central. Cuando un hombre se cae en la calle, el novelista piensa "de dónde vino", "qué va a hacer cuando se levante". El cuentista lo único que piensa es "¿por qué se cayó?". Son actitudes inversas frente a la realidad. Uno se pregunta ¿por qué pasó? y el otro ¿qué va a pasar?

-A veces los escritores dicen cosas que no resultan muy creíbles. Dicen por ejemplo: "yo tenía pensado que Martín se enamorara de Manuela, pero se enamoró de Margarita. O decidió irse al Africa o se hizo homosexual. El personaje no me obedece", dicen. No sé cómo puede pasar eso. No termino de entenderlo, pienso que mienten.

-Sin embargo pasa. Le cuento. Me pasó en Crónica de un iniciado. Había un personaje que yo detestaba, una especie de cornudo consciente, el doctor Cantilo. Cuando estaba terminando la novela empecé a sentir que ese personaje me estaba pidiendo una especie de vindicación.

-Usted lo despreciaba porque sabía que la mujer lo engañaba y él aceptaba el engaño.

-Sí, hasta que descubrí que las razones por las que él permitía el engaño eran razones de amor. Yo lo trataba con desdén pero él había crecido y se había puesto por encima del protagonista, por encima del hombre con quien su mujer lo engañaba.

-Hay que convenir que habla de Cantilo de una manera tal que no me extrañaría que esta noche lo llamara por teléfono.

-Ah, claro que me gustaría llamarlo.

-En este momento tenemos dos cosas claras. Un aspecto de la relación autor personaje y la seguridad de que Crónica de un iniciado sólo podía ser una novela.

-Sería peligrosísimo que en un cuento se diera un cambio así. Un cuento no tiene espacio para semejante cambio.

-En su obra hay unos cuantos personajes alcohólicos. Uno termina pensando que el tema le interesa mucho y también preguntándose si no fue usted mismo el personaje de esa historia. Entre otras cosas por la simpatía y comprensión con que trata a esos alcohólicos. Ese Esteban de El cruce del Aqueronte, que viaja hacia Concordia para dar una conferencia sobre el arte de no sé qué, y no para de beber durante 20 horas, es tan inteligente, tan buen mozo.

Abelardo Castillo, se ríe a carcajadas y pide otro café sin dejar de reír.

-El narrador se describe parecido a Montgomery Clift -dice finalmente.

-Ese cuento luego pasó a ser el capítulo segundo de su novela El que tiene sed. ¿Ahí también el alcohólico tiene que ver con usted? ¿Y el manicomio y la Sirenita?

-El manicomio no, nunca estuve en el manicomio. Pero lo demás sí.

-Desde que tocamos el tema me estoy preguntando si aún es alcohólico.

-¿Y qué se responde? -Que dado los libros que escribió, y las conferencias que a veces da, no puede ser.

-Dejé de tomar hace 22 años. Yo, más que alcohólico, era dipsómano. No tomaba todos los días. Podía tomar durante tres meses, casi como un suicida. En una tarde una botella de whisky, por ejemplo, y luego dejar de tomar durante otros tres meses.

-Lo que usted tomó en ese viaje a Concordia...

-Lo que tomó Esteban -dice con aire serio. Y luego riendo-: Sí, tomé como un condenado. Un día leí un artículo sobre Edgar Poe, Dylan Thomas y Malcom Lowry donde decía que lo raro no era que los tres hubieran muerto a los 40 de delirium tremens sino que no hubieran muerto diez años antes. Yo paré a punto de cumplir 40. Hacía cuatro años que vivía con Silvia, mi mujer -dice, echando una breve mirada a Silvia, que en la mesa de al lado lee, toma café y de vez en cuando nos sonríe-, pero Silvia no me creía.

-No le creía, pero lo bancaba.

-Me bancaba. Yo tenía la seguridad de que iba a dejar de un día para otro. Como mi abuelo, que durante su juventud había tomado muchísimo, y le dijo a mi abuela que dejaría de beber cuando naciera su primer hijo varón.

-La abuela muy feliz de ser la responsable de sus borracheras.

-Eso es. La cosa era que tenía más y más mujeres hasta que un día nació el varón. Ahí se pasó una semana borracho, fuera de la casa, y nunca más tomó.

-¿Y usted cómo dejó? -Era en el verano de 1974. Estábamos con Silvia en San Pedro, en un baile, y yo tomaba como para matarme ya. Silvia me miraba con la misma dulzura que hoy, pero con un leve reproche. Yo le dije: "quedate tranquila, ésta es la última vez". No me creyó, nadie me creía. Fue la última vez.

-Usted es frecuente personaje de sus cuentos. Aparece como Castillo o Abelardo o "el escritor". Uno sabe, por algo que dice, que ese escritor es usted. No hay escritor que no se refleje en lo que escribe. En ese sentido lo que usted hace es lo corriente. En cambio, no es corriente que el escritor deje ver al lector los hilos que lo unen al personaje. ¿Qué persigue con eso?

-Nunca pensé en eso, no sé. Ahora, cuando yo hablo de Abelardo o de Castillo, tenga la seguridad de que eso que cuento ni remotamente me sucedió.

-Entonces usted no es el personaje de "El marica".

-No. Tal vez lo que quiero cuando hago eso es darle al cuento mayor verosimilitud. En cambio Esteban Espósito, del que ya hablamos, no se llama ni Abelardo ni Castillo pero sí soy yo. Ese cuento está basado en un hecho real. De pronto me desperté en un ómnibus pensando: "¿adónde voy?". Y, vaya adónde vaya, "qué voy a hacer".

-El alcoholismo es un tema que evidentemente le interesa y podemos suponer por qué. Otro tema es la traición.

Abelardo Castillo queda en silencio. Mira la mesa, mira a Silvia. Sonríe.

-Daniel Moyano y Clarice Lispector dicen que escriben para entender. ¿Podría ocurrirle lo mismo?

-Probablemente sí. Tal vez lo que quiero es saber. Pero además si lo llevo a mi biografía saltan otras cosas. Soy hijo de un matrimonio separado. Mi madre se fue de casa, yo era un niño y durante muchos años vi eso como un abandono y también como una traición. Y tal vez, como dice Daniel Moyano de sí mismo, quiero saber, quiero entender. No sé. Pero es verdad que la traición es algo que recorre casi toda mi literatura. Y, yo diría, buena parte de la literatura argentina.

-A Borges el tema lo persigue.

-En Borges es permanente. En Roberto Arlt también. Recuerde El juguete rabioso. Y en el Martín Fierro, ¿qué es Cruz sino un traidor? El traiciona a sus propios compañeros, a los que están en la partida, y se queda con Martín Fierro. Es cierto que se trata de una traición ética y que después él encontró el honor, la dignidad y la amistad. Pero esa dignidad y esa amistad parten de un acto de traición.

-Después de leer "La fornicación es un pájaro lúgubre" uno se pregunta por qué no usa más el humor. Es muy gracioso. La frase sobre la fundación de Buenos Aires me hizo llorar de risa.* Cuénteme la vinculación entre la muerte de Henry Miller y ese cuento; vinculación que aparece insinuada en el propio cuento.

-Me llaman de Clarín porque acaba de morir Henry Miller y me dicen que escriba algo. Yo soy buen lector de Miller, el cual me interesa no sólo por su posición frente al sexo sino frente al mundo. Contesto que me dejen pensarlo y llamo a mi amigo Bernardo Jobson, devoto de Miller, que me dice: "¿Sabés qué habría que hacer hoy? No cobrar en ningún hotel alojamiento de Buenos Aires, poner en las puertas carteles: 'Hoy se fornica gratis'". Y ahí se le ocurre una especie de cuento vinculado a Henry Miller, que no escribe. A partir de lo cual a mí se me ocurre otro, vinculado a aquél, pero distinto, que escribo y es ese que usted leyó en el que el protagonista, al enterarse de la muerte de Miller, decide que no puede dejar en banda a esa chica muy joven con la que está relacionado afectivamente y que no conoce el orgasmo.

-Y decide matarse para hacérselo conocer.

-Eso mismo, matarse sobre esa cama hasta que lo conozca.

-Usted dice algo sobre la lucidez que no es muy compartido por otros escritores. Dice que es necesario estar lúcido mientras se escribe. Recuerdo, por ejemplo, a Carson Mc Cullers hablando de esa semilla que crece en la obra, a influjo del inconsciente. Es decir que no propone el control sino cierta despreocupación. ¿Será que no tiene mucha confianza en su inconsciente?

-Tengo una gran confianza en mi inconsciente, pero esto tiene que ver con lo que ya hablamos sobre el cuento y la novela. Carson Mc Cullers es esencialmente una novelista y en la novela -no en el cuento-, sólo se puede confiar en el inconsciente y dejar que la obra vaya creciendo. De cualquier manera, aun en la novela, cuando el texto está construido, y comenzamos la corrección, hay que recurrir a la lucidez para resignificar o exaltar determinados momentos. Durante la corrección de la novela sólo se puede estar lúcido. Para mí éste es el verdadero momento de la escritura: cuando se tiene ya la materia y se procede a su forma definitiva. Comparto aquello que decían los griegos: "la estatua ya está en el mármol".

-Me imagino que es feliz escribiendo.

-Cuando escribo cuentos sí. La novela me produce una gran desazón. Ese no saber bien hacia dónde va uno.

-¿Y si tuviera la posibilidad de ser feliz de otra manera? ¿Si le garantizaran eso: ser muy feliz sin escribir?

-Primero, creo que eso que llamamos felicidad no existe. Hay momentos parciales, que son esos que a veces tratamos de rescatar con la literatura -dice, y se sumerge en una larguísima explicación sobre el amor, la muerte, la felicidad, la creación, la plenitud. Y otra vez el amor, hacer el amor, compartir una charla con un amigo querido. Todo lo cual sintetizado sin piedad, como sintetizan los periodistas, quería decir: "No concibo el mundo sin la literatura".

Libros:

- El evangelio segun Van Hutten.
- Cuentos Completos.
- Cronica de un iniciado.

Van Hutten (pero no Millhouse)

Andres Rivera - Varios Libros

Reportaje a Andres Rivera por Damián Lapunzina

¿Cómo surgió Andrés Rivera escritor?

-Yo empecé a escribir antes de empezar a escribir, nací en un hogar obrero, en la década del treinta, la famosa década infame. La pieza en donde vivíamos mi padre, mi madre y yo era el lugar donde se reunían militantes sindicales en la clandestinidad. Traían eh… sus discursos épicos, sus panfletos a medio escribir, sus declaraciones, los libros de actas de los sindicatos. Y yo, con mis pocos años de escuela, corregía las faltas de ortografía. Para ese momento además yo era un chico enfermizo. Entonces, en la cama leía obras tan entretenidas como las actas del comité central de la CGT.

Allí lo interrumpo con una pregunta que me surge al escucharlo, mi pregunta tiene que ver con la vivencia de un niño en esos momentos, él me mira a los ojos y me pide un poco de paciencia. Abre su vida a las preguntas con una generosidad que aprecio. Este Andrés Rivera al que supuse un hombre difícil de entrevistar y un poco parco, resulta más que agradable, inteligente y comprometido con una manera de pensar y hacer que en cada historia, detalle, anécdota se deja ver, sin dudas. Tiene una mirada profunda que transmite una vida, me gustaría ser amigo de este tipo, me digo.

Después ya mi padre me dictaba todo, me daba la idea de lo que quería decir para el periódico del sindicato y yo le redactaba la notícula, y él corregía aquí y allá para darle más énfasis, ¿verdad?. Y entonces discutíamos y yo le decía papá no, con un signo de admiración basta desde aquel momento detesto los signos de admiración. ¿Que pasaba por la cabeza de un chico? En la cabeza de ese chico convivían las historietas del Tony las largas lecturas, con muy pocos dibujos, del Tit Bits, revista que desapareció y cuanta revista caía en mis manos, …junto a un libro que yo me acuerdo que me impresionó mucho de María Luisa Carneli, autora completamente desconocida para FM y para AM, ehmmmmm "El levantamiento de los mineros de Asturias en 1934", épico, épico…

Dinamita pura… ¿verdad? Ja ja ja.

-Me curé…me curé. Fueron pasando los años, como es obvio, y una editorial que desapareció, editorial Tor, editó "Los Miserables" de Víctor Hugo, estremecedor,(Rivera acentúa esta palabra que en su honor no tendrá signos de admiración), por favoor, y hay algo que todavía repito a mi esposa y hago toda la mímica, Hugo le adjudicó el nombre de Delesclouze, yo intento pronunciarlo muy mal en francés, y lo describe así, esa es la fuerza de un escritor, que deja grabada una imagen en el lector: -Alto, flaco, todo vestido de negro, con galera de copa negra, y sube a las barricadas en 1848 en París, y lo matan, la contrarrevolución lo mata, espléndido. Y Juan Vallan cambiándose de nombre, volviéndose rico, una maravilla!.

¿A que edad lo leyó?

-Y tenía menos de dieciocho. -Y después yo tenía un tío muy culto, Felipe, expulsado dos veces, no una, dos, del partido comunista argentino, por trotzkista. Que es como los católicos decían hereje judío blasfemo. Mi tío pone debajo de mi nariz a Roberto Arlt, "Los Lanzallamas" y los "Siete Locos"; ¿que querés que te diga? Te comento algo? No verdad?, a otra cosa.

(La calidez y la admiración que expresa Rivera por Arlt es difícil de transmitir en este papel, hay que escuchar su voz al decirlo.)

-Me lancé sobre el juguete rabioso, el amor brujo y todo lo que encontré de Arlt, listo listo, todo todo, todo Arlt. Tarde, por prejuicios leí a Borges,de donde vienen los prejuicios, muy claro, agente de la reacción burguesa, término con el que lo tildaba el partido comunista argentino, yo fui militante del partido comunista argentino, y no me arrepiento, desde , fecha histórica si la hay, septiembre de 1945 hasta mediados de 1973, veinticinco años. Ahí me expulsaron e hicieron bien. Siguiendo los pasos del tío Felipe, a mi manera. Leí a Borges, a escondidas, así como leí a León Davidovich Trotsky a escondidas y descubrí que era un escritor de primer agua, de primer agua, olvidémonos su costado ideológico pensémoslo nada más en su escritura, lo mismo con Borges, Borges nos enseñó a escribir (acentúa estas palabras para que no queden dudas, Don Andrés admira al Borges escritor y no quiere que queden dudas). Bien. En el medio Enrique Amorim, el compañero de Borges, amigo de Borges, hay una historia ¿querés que te la cuente?

Le pido por favor que lo haga.

Al fin y al cabo hay tantas historias, Borges ha sido un fabulador que nos ha divertido a todos,nos ha puesto en los labios una sonrisa como irónica. Borges y Amorim van, entran a un boliche de campaña, se acodan en el mostrador Hay una conversación que sube de tono, hasta los gritos, Amorim se da vuelta, Borges entregado a su cañita, suena un disparo, ruido de cuerpo que cae, Borges se da vuelta, pasa por encima del cuerpo caído, y sale y le dice a Amorim, ahora contame(Rivera modula su voz como Borges al decirlo)para mí esa historia se llama "el arte de narrar" ta claro?.

Vaya que si Don Andrés pienso.

Hay otra de Borges, si querés la ponés sino… esta no tiene titulo:

Un poeta que creo que se llamó, creo, Gustavo Garcia Saraví, Borges, dice Saraví, -La poesía es un sentimiento Inefable. Buenoo, dice Borges,si, tal vez, quizá, pero.. Y yo lo tengo atravesado aquí,y se señala el pecho así a lo ancho, el torax, todo. Respuesta de Borges: -Un poco incomodo no?

Se escuchan risas, y son las nuestras.

Vuelve a hablar Rivera: Lecturas arbitrarias entonces, como, corresponde.

Le pregunto sobre la obra de Amorim, comentandole mi desconocimiento y me nombra "La Carreta", gran escritor, y asiente, dejando otro estiletazo, "Hay tantos enterrados, Amorim, Enrique Wernicke, gran escritor".

Vuelve a su vida:

-En algún momento yo, era estudiante de escuela industrial, descubro, yo elijo ser química industrial como especialización, yo elegí la química porque me ofrecía un campo muy vasto de misterio, pero el misterio quedo allí y yo acá.De manera que me hice la rabona a la escuela un año, otoño , invierno, me iba a la Plaza de Mayo, en ese tiempo había puestos de libros, me compraba libros, viejos, usados, empecé a armar mi biblioteca, hasta que un día le dije a mi padre, mira paso esto, y la respuesta fue muy simple, tenés que ir a trabajar, entonces aprendí el oficio de tejedor textil, de seda, trabajé siete años como tejedor, desde los veinte hasta los veintisiete años.Y entre tanto escribí "El Precio" mi primera novela, leída hoy es un desastre, esta llena de retórica, de grasa, de mierda, por favor ponelo, la estoy reescribiendo, si despojándola de toda esa hojarasca inútil, tratando de ir al hueso del relato, el hueso del relato se mantiene.

A que edad la escribió?

-"El Precio" aparece en el 57´, yo tenía veintinueve años. El año que viene se vana cumplir cuarenta y cinco años de la primera edición y espero publicar la segunda edición el año que viene.Y después vinieron los otros libros. Hasta que eh, algún nicho, recoveco, aparato burocratico del estado, se les ocurrió que me tenían que adjudicar, o que le tenían que adjudicar a la "Revolución es un sueño eterno" el premio nacional de literatura, vino, yo en ese momento estaba trabajando de corrector de estilo, mi esposa me llamó por telefono una tarde a las cuatro de la tarde, me acaba de llamar Luis Gregorich, para avisarme que te dieron el premio nacional, yo colgue despacito y subí y se lo dije a mis compañeros, un poco, ehhh, como si caminara en el aire, ahora bien, la noticia tardó en aparecer en Clarín dieciocho días, mis compañeros de trabajo empezaron a mirarme de reojo, si yo no los había estado cargando, ellos sabían que yo escribía, conocían mi producción anterior, etc.,cuando la noticia apareció, bueno se formalizó todo el papeleo burocrático me dieron cinco mil pesos y sigo recibiendo setecientos nueve con cincuenta mensuales, decicí no trabajar más como asalariado, estaba ganando ochocientos,entonces me dije, estaba haciendo los tramites jubilatorios, más la jubilación de periodista, mas lo que saque de derechos de autor, me convierto en un privilegiado, hace quince años que soy un privilegiado, efectivamente,frente a lo que hoy gana un asalariado, un empleado, Yo con mil quinientos como bife todos los días, tengo para correrme hasta Fausto, hace treinta años que compro libros en Fausto, y compró el libro que se me antoja, que creo que tengo que leer, y punto no compro más que eso, un jean, o dos o tres para intercambiar, una camisa de Grafa que son resistentes, y si vos viste alguna fotografía mia en alguna recepción voy con esa camisa, no le estoy haciendo propaganda a Grafa, pero es así.

Me quedo la pregunta ¿en que trabajaba su padre?

-Mi padre fue hasta el ascenso de Perón a la presidencia, 24 de febrero de 1946, dirigente de los obreros del vestido , en ese momento se hacen cargo del sindicato los que en ese momento fueron llamados los burocratas y hoy son llamados los gordos, y mi padre siguió como siempre trabajando en el taller que pudo encontrar, no se hizo cuentapropista, no puso un negocio, le ofrecieron porque era un obrero completo, y murió obrero, punto. Todavía tengo un traje , no preguntes de que año, que me pongo para las grandes celebraciones, impecable, esta allí, era un obrero completísimo. El pensaba , como buen obrero industrial, aprendiz de marxista, que el trabajo tenía que ser industrial, por eso trató de trabajar en los talleres del vestido que tuvieran mayor número de obreros y obreras, el ultimo que trabajo antes de jubilarse era creo de cien obreros, que para esa epoca era mucho.

¿Hay un libro que sea el más querido o algo así? ¿Existe eso para el escritor?

-Si en alguna medida, digamos que hay una fracción muy intensamente autobiográfica, que es "Tierra de exilio" y hay otro que yo aprecio desde el punto de vista de la literatura que es "En esta dulce tierra".

También "El verdugo en el umbral" es autobiográfico y marcadamente no?

-Sí, yo creo que se puede armar una saga familiar con, por favor! Saga con ese eh , la he visto escribirla con zeta!, El precio, Nada que perder, El verdugo en el umbral y Tierra de exilio.

Como nosotros hacemos un programa de Jazz, literatura y fotografía, le voy a pedir que hablé de jazz y de fotografía.

-Como no, como no.

¿Qué opina del jazz?

-El jazz me gusta mucho,pero muchísimo, mi esposa trajo de la casa del papá que falleció una gran caja con compact discs, ¿puede ser? Yo para esas cosas de los aparatos modernos soy peor que el negro que aparece en la isla con robinson crusoe, ehh… bien… y pongo de vez en cuando eso algunos discos de jazz, a ver… ( hace una pausa al mejor estilo Hichtcock para dar un remate pedido por su publico) Juan Sebastian Bach y el Jazz, ahí esta dicho todo en materia de música.

¿Y la fotografía?

-Mmmm, en algún momento de mi reciente juventud, porque esta es la madurez de mi juventud, lo cual quiere decir una segunda juventud tuve una relación bastante estrecha con Grete Stern y lo que era la mera apreciación de un lector respecto de las fotos, allí creció algo, en contacto con Grete Stern, de pronto empecé a mirar cosas que no eran ni el retrato de la multitud, ni un boxeador que sangra por la nariz, ni las fotos de un incendio, ni las fotos familiares, hoy miro de otra manera las fotos, hoy miro de otra manera las fotos familiares, y eso creo deberselo a Grete Stern. Siempre yo sentí, que la fotografía, reemplaza la página mejor escrita que uno pueda imaginar, ¿recordás esa foto que apareció en tapas de muchos diarios, de ese"cana" si "cana" en el sentido más peyorativo, grandote él y una madre de la plaza, abrazándola, esa es clásica, clásica, el fotográfo que sacó eso, todas las medallas del mundo.

¿Por qué lo expulsaron del partido comunista?

-Por una dedicatoria, les dedique un libro, "El Precio" a Juan Gelman y Juan Carlos Portantiero, "Que no se entregarán nunca".A ellos los habían expulsado del partido poco tiempo antes, y bueno, esa fue la posibilidad de decirles todo lo que pensaba y pegar el portazo, criticandoles toda la linea politica del partido comunista argentino, asi que fui acusado de trotzkista, y todos los etceteras que se te puedan ocurrir, ¡a otra cosa!.

Libros:

- La revolucion es un sueño eterno.
- Ese manco Paz.
- Cria de asesinos.
- La sierva.

Manco

Arthur Schopenhauer - Varios Libros


Aca van algunas de sus frases:

La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes.

La riqueza es como el agua salada; cuanto más se bebe, más sed da.

A excepción del hombre, ningún ser se maravilla de su propia existencia.

Los amigos se suelen considerar sinceros; los enemigos realmente lo son: por esta razón es un excelente consejo aprovechar todas sus censuras para conocernos un poco mejor a nosotros mismos, es algo similar a cuando se utiliza una amarga medicina.

Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa.

Muchas veces las cosas no se le dan al que las merece más, sino al que sabe pedirlas con insistencia.

En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.

La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos.

Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario.

La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.

Libros:

- El amor y otras pasiones.
- El amor, las mujeres y la muerte.
- Sobre la voluntad en la naturaleza.
- Dialectica Eristica o el arte de tener razon.

Tener razon

E. M. Cioran - Varios Libros


Nace en 1911 en un pequeño pueblo rumano llamado Rasinari donde permanece hasta 1921. Estudia filosofí­a en la Universidad de Bucarest donde comienzan sus terribles episodios de insomnio. De esta experiencia demoledora crea En las cimas de la desesperación. Cioran es un hombre del que su editor destruyó la edición completa de Silogismos de la amargura «porque no se vendí­an»; que vio dormirse ante sus incrédulos ojos al primer hombre al que le leyó la primera página de Breviario de podredumbre, libro que reescribió al menos cuatro veces hasta terminarlo a su entera satisfacción; que vivió la mayor parte de su vida en hoteles; que jamás tuvo ordenador; que nunca se casó; que nunca trabajó ”con la excepción de aquel incómodo año universitario”; que calificó a Jean Paul Sartre como un «un hombrecillo de vida e ideas patéticas»; que jamás profesó religión alguna y que se resistió a recibir premios por su reticencia a «aceptar dinero en público». En los últimos años algunos de sus libros han vendido más de un millón de ejemplares en el idioma inglés, de lo que habrí­a reí­do dubitativamente y habrí­a vuelto a decir: «Todo éxito es un malentendido». E. M. Cioran muere el 20 de junio de 1995, ví­ctima del mal de Alzheimmer.
Es gracioso como algunos baldios de mente relacionan los escritos de Emile con esta nueva generacion denominada EMO, aca les dejo estos libros.

Libros:

- Ese maldito yo.
- Del inconveniente de haber nacido.
- Silogismos de la amargura.
- De lagrimas y de santos.
- La tentacion de existir.

Amargo como el fernet

Sigmund Freud - Varios Libros

Para mi, solo un medico cocainomano (como tantos)...pero en un pais como este, le sobran aduladores.
Les subi estos libros:

Libros:

- Actos Obsesivos y Las Practicas Religiosas
- Adicion Metapsicologica a La Teoria De Los Sueños
- Algunas Lecciones Elementales de Pscicoanalisis
- Analisis De Un Caso De Neurosis Obsesiva
- Analisis Terminable e Interminable
- El Caracter Y El Erotismo Anal
- Caso de Curacion Hipnotica
- Un Tratorno de La Memoria En La Acropolis
- Totem y Tabu
- La Sutileza de un Acto Fallido
- Lo Siniestro
- Sobre La Conquista del Fuego
- Psicologia de Masas y Analisis del Yo
- Psicopatologia de La Vida Cotidiana


Y todos estos...








miércoles, 30 de julio de 2008

Back in Business

Volvi, aprovechando el periodo vacacional hoy empece la subida de archivos a un nuevo host (Rapidshare) y el posteo de nuevos libros, mp3s, poesias y todo aquello por lo que siento interes. En este momento ya estan reemplazados varios links y dentro de unas horas, la totalidad habra sido sustituido.
Saludos.